domingo, 31 de enero de 2016

ECCE HOMO DE BORJA

BORJA. LA HISTORIA DE UN EQUÍVOCO


Nos vamos a situar. Borja es una pequeña localidad de la provincia de Zaragoza, con 5.057 habitantes, situada muy cerca de Tarazona, sede episcopal. Gente sencilla que vive de la agricultura y del vino, vinos con denominación de origen "Campo de Borja".
 A las afueras de la localidad en lo alto de una pequeña colina se encuentra el Santuario de Misericordia. En verano es muy visitada por colonias escolares y particulares que en sus laderas próximas han edificado unos chalets que en Aragón se llaman "torres". Rodeada de vegetación, desde el santuario, en días claros puede verse el Moncayo, sierra muy admirada en Aragón y que proporciona frescor y humedad a la zona.
  
Vistas que se contemplan desde el exterior del Santuario. Campos de cereales y de viñas.

El Santuario es lugar de peregrinación por la fe en la Virgen pero también lugar de paseo por lo anteriormente descrito.
Es un edificio de piedra que consta en la parte baja de una capilla y en la superior tiene una especie de hospedería pues allí se hacen ejercicios espirituales, reuniones de catequistas etc. Hay una familia de guardeses que se ocupan de dicho santuario y que viven allí mismo.

Aspecto exterior del Santuario de Misericordia.




Pues he aquí que una señora mayor que posee una casa justo enfrente del Santuario al ver el estado en el que se encontraba el fresco (pues está pintado en la pared) se le ocurrió la feliz idea de restaurarlo. Esto lo había hecho ya en anteriores ocasiones y todo el mundo estaba tan contento.

Puede verse el estado calamitoso en el que está la pared donde descansa el fresco del Ecce Homo.

Pero en esta ocasión, creo que hizo un viaje, por lo que no pudo terminarlo pronto de restaurar y cuando volvió a su trabajo, por supuesto gratuito, alguién había sacado fotos del fresco inacabado y dado lo feo que aún estaba lo publicó montándose un gran escándalo.
¡Cómo es posible que alguién que no reunía los requisitos se atreviera a tamaña osadía!
  La pobre señora, restauradora de esa pieza en otras ocasiones y que por cierto pinta bien, le costó casi una depresión.
Periodistas, artistas y público en general echaron en cara a la pobre señora su "temeridad" pues no era licenciada en Bellas Artes.
  Yo tenía en esos momentos un muy buen amigo (fallecido el año pasado) D. Jaime Luis Ainaga, cura, capellán de las clarisas de Borja y por muchos años el sacerdote que se hacía cargo de los cultos del Santuario de Misericordia. Me presentó a dicha señora, que muy amable y dada la amistad, carisma y prestigio de Jaime nos contó lo sucedido, lo mal que lo estaba pasando. Decía:
- Si yo lo único que pretendía era ayudar a que el Ecce Homo tuviera mejor aspecto. ¡Ay Dios Mío! ¿Qué he hecho mal? La restauración aún no había acabado.
Interior de la sacristía con las fotos de los tres momentos. 1º Antes de la restauración, 2º el aspecto calamitoso en el que se encontraba y  3º como está actualmente sin terminar de restaurar.

Tanta gente lo visita actualmente que pueden verse en la sacristía mapas del mundo o planisferios por todas las paredes y unos papelillos con unos alfileres donde cada uno que allí llega pone su nombre y lo clava en el lugar del mundo del que proviene.
  Sólo se paga un euro por entrar, pero las últimas noticias es que creo que eran 50.000 euros los ya recaudados. 
 
Interior de la capilla ya restaurada.

Se puede observar como la capilla, que era deprimente, ha sido pintada, el altar limpiado e iluminado y de seguir así la hospedería va a quedar como un hotel de 5 estrellas.
 Ya no compensa la restauración del fresco. Yo creo que a esa señora, el pueblo de Borja debía de dedicarle una calle. A fin de cuentas el público que no iba allí por devoción ha terminado yendo por morbo.
¡ Señor, Señor, Como de estúpidos somos algunos de los humanos!

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